Madam C. J. Walker, la primera millonaria del mundo

Esta es la historia de Madam C. J. Walker, la primera millonaria del mundo.

Foto de Madam C. J. Walker (Sarah Breedlove)

Los comienzos de Madam C. J. Walker

Madam C. J. Walker nació el 23 de diciembre de 1867 bajo el nombre de Sarah Breedlove en una familia de esclavos negros  (aunque liberados poco antes de su nacimiento) que trabajaban en las plantaciones de algodón de Florida. Su madre, Minerva Breedlove murió cuando Sarah tenía 6 años y su padre Owen un año después, ambos por causas desconocidas. Tras esto Sarah tuvo que marcharse a casa de su hermana Louvinia y trabajó durante un tiempo en plantaciones de algodón y trabajos del hogar.

Se casó a los 14 años para escapar de su suegro maltratador con Moses McWilliams, con el que tuvo una hija llamada A’ Lelia. Moses murió dos años después. Sarah se trasladó a St. Louis donde sus hermanos se ganaban la vida como barberos y tras encontrar un trabajo de limpia ropas por el que ganaba un dólar y medio al día pudo apuntar a su hija a la escuela pública. Entonces Sarah se encontró a Charles J. Walker quien sería su tercer marido (el segundo fue John Davis) y le ayudaría con lo que después sería su negocio.

Poniendo en marcha el negocio

En los 1890s Madam C. J. Walker empezó a perder el pelo por lo que decidió crear un potingue para regenerarlo: surgió la idea del negocio.

Creó su propia marca de productos que vendería ofreciéndolos puerta por puerta, estado por estado. Tarea en la que su marido, un periodista con conocimientos publicitarios, le ayudaría, creando anuncios promocionando sus artículos de belleza.

Los productos acabaron gozando de gran popularidad, expandiendo el mercado hasta Cuba, Jamaica, Costa Rica, Panamá y Haití, y conviertiendo a Sarah en la primera mujer del mundo en llegar al estatus de millonaria.

Los negocios de Sarah no solo fueron exitosos sino que también uso gran parte de sus ganancias para combatir el racismo que imperaba en la América de aquella época. Citándola textualmente: «No quiero ser millonaria por mí, sino por el bien que puedo hacer siéndolo.»

 

¡Qué Curioso!


Fuentes

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