Para bien
o para mal, muchos ya hemostenido que aguantarescuchado esta palabramiles de veces.Pero, ¿de dónde viene?
Resulta que la inventó el viejo Shakespeare (hablamos del s. XVI) como tantas otras palabras. La palabra no es tan nueva, no.
Para bien
o para mal, muchos ya hemostenido que aguantarescuchado esta palabramiles de veces.Pero, ¿de dónde viene?
Resulta que la inventó el viejo Shakespeare (hablamos del s. XVI) como tantas otras palabras. La palabra no es tan nueva, no.